En el primer año de vida, se observa cómo los niños y niñas crecen y maduran día con día, sus funciones fundamentales evolucionan constantemente. A través de sus sentidos perciben el mundo que lo rodea, la psicomotricidad gruesa y fina avanzan rápidamente, sostienen objetos, se mantienen sentados por sí solos, gatean, mantienen el equilibrio e inician la marcha.
Los bebés son sensibles, perciben y reaccionan ante diferentes manifestaciones emocionales básicas, socializan con sus padres y cuidadores. A través del llano manifiestan sus necesidades y poco a poco emitirán sonidos (balbuceos) y pronunciarán sus primeras palabras.
La autonomía se acelera cuando el bebé se desplaza y explora su entorno, se descubre lleno de posibilidades puede alcanzar y aventar objetos, puede
sostener su biberón, puede comer por sí solo, puede interactuar con otras personas y muestra empatía, descubre su cuerpo e inicia la comunicación con señas y verbal. Lo más importante puede hacer cosas por sí mismo.
Al cumplir un año, desarrollan mayor confianza y seguridad al descubrir que pueden hacer cosas sin la ayuda del adulto, es el momento de fomentar la autonomía personal y no limitarlos en el desarrollo de sus habilidades y destrezas, que irán adquiriendo a través de la repetición de acciones cada vez más complejas. Les hace felices explorar cosas nuevas y ser más autónomos.
En el desarrollo del lenguaje conoce el nombre de las personas que lo rodean, de objetos familiares, y de alimentos; entiende frases sencillas e intenta replicarlas, “dame la pelota”, “toma tu biberón”, etcétera.
Inicia la marcha, es capaz de subir y bajar escaleras, caminar hacia delante y hacia atrás y trepar; sostiene objetos más pequeños, forma torres con diferentes materiales, pasa hojas, abre y cierra tapas e inicia trazos libres con pinceles o crayolas gruesas, disfruta de manipular diferentes texturas cómo la macilla.
Es un buen momento para incluir la lectura de imágenes, es más observador y los periodos de atención son mayores, pueden llegar hasta 8 min, es por esto por lo que constantemente cambian de actividad.
En las guarderías IMSS, las salas de atención se dividen por grupos de edad, Lactantes A, B, C y Maternal A, B, C. así los niños se integran con otros niños de su edad y etapa de desarrollo, permitiendo organizar las actividades basándose en la observación directa, necesidades e interés de los niños y a través de acciones pedagógicas que incluyen aspectos como el afectivo, la estimulación temprana, desarrollo de capacidades motoras y sensoriales, comunicativas y de pensamiento lógico-matemático. Todo esto a través del juego y de ambientes de aprendizaje y artístico que estimulan el desarrollo integral.
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